¿Quiénes somos?

Quienes hacemos La Plaga, somos tres educadores costarricenses que también hemos tenido alguna formación artística. Los tres somos defensores del idioma materno, aunque desde distintas posiciones. Uno es terriblemente dogmático, otro pragmático y el tercero, Roncahuita, que es el que firma, prefiere ocuparse de Cinearte, aunque hace sus contribuciones a La Plaga.


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miércoles, 2 de marzo de 2011

De superlativos y otras zarandajas


Hace algunos decenios, asistimos al nacimiento de unas tiendas grandes donde se vendían productos de diferentes empresas y que se bautizaron como supermercados. Aunque el prefijo super- puede significar, según la RAE, encima de (superponer), preeminencia o excelencia (superdotado), en grado sumo (superlimpio) o exceso (superproducción), los supermercados no nacieron como unos mercados situados en el piso de arriba de los otros, ni preeminentes, ni más grandes: empezaron como tiendas grandes, luego de superficies considerables, que hoy conviven con los microsupermercados de los barrios populares,( en Costa Rica, "Mini súper")*

Luego vinieron los hipermercados, unos supermercados a lo bestia, ubicados fuera de los núcleos urbanos. En ambos casos, ha triunfado el acortamiento, que se ha lexicalizado con su tilde ortográfica y su plural a la inglesa: súper, súpers; híper, hípers; aunque la RAE considera que el plural debería ser invariable: los súper y los híper.

A estos prefijos la gramática los considera “de grado extremo” y los marca como equivalentes a los sufijos -ísimo, -érrimo. Así, modernísimo es como supermoderno aunque no lo parezca. Los prefijos ultra- y mega- también pertenecen a esta familia de grados extremos. El primero significa más allá (los clásicos ultramarinos) y también da la idea de exceso (ultrafino). Pero la publicidad, siempre superlativa, ya publicita los jabones ultracremosos. Se ve que con súper, híper y mega resultaban demasiado secos. El siguiente paso será usar el supercalifragilisticoexpialidoso y publicitar el jabón superhipermegaultracremoso.

El segundo prefijo, mega-, ha alumbrado otro tipo de establecimientos: las megatiendas, centradas en un sector de productos con una amplia oferta de marcas. (Aún no existen las ultratiendas: quizá las conoceremos en la ultratumba.) Asimismo, mega ha cobrado notoriedad por haber sido el prefijo de moda para referirse a la capacidad de los discos duros de ordenadores (computadoras)* y de otros ingenios electrónicos de nombres impronunciables. Sin embargo, por muy megamoderno que sea el prefijo de los megabytes (un millón de bytes), lo cierto es que tiene los días contados. Ahora lo que se lleva ya no son ni siquiera los gigabytes (millardos), sino los terabytes, un billón de bytes. Esas unidades de información compuestas de ocho bits han llegado ya a los doce ceros. Luego vendrán los petabytes, con quince ceros, y los exabytes, los trillones, con nada menos que dieciocho ceros, cifra que, no lo duden, quedará extramona.(extradivina)*

Por Magí Camps

*No pertenecen al artículo original. Fueron agregados por La Plaga.


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