Consideren, que por la mañana llegamos a nuestro trabajo y *checamos (registramos) inicio de labores. Inmediatamente nos colocamos el *pin (distintivo) de la institución en la solapa. Antes del mediodía, consumimos el *lonch (*lunch: refrigerio, almuerzo); y hay quienes para el efecto se traen su *sánguich, (*sandwich: emparedado). Mientras tanto, leemos un *comic (revista de dibujos), al lado de un *poster (cartel), donde se anuncia un espectáculo de nuestro gusto. Mmm... los *tickets (boletos) tienen un alto costo: seguro será un buen *bisnes (*business: negocio) para los empresarios. Preferible será mejor ir a hacer *aeróbics (gimnasia) al *gym (gimnasio). Por cierto, el problema es dónde *parquear (estacionarse) porque dejarlo en la calle, resta *caché (estilo, categoría) a nuestra imagen y además es peligroso.
Como habrán notado, usamos una gran cantidad de anglicismos. Calculo que no menos de cincuenta al día. El español cuenta con una amplísima variedad de palabras (algunas con más de un sinónimo) como para olvidarlas. Echar mano de anglicismos innecesarios empobrece nuestro idioma, impide una comunicación efectiva (el diccionario no puede auxiliarnos) y confunde a las nuevas generaciones.
¡Estoy totalmente de acuerdo! Es lo que yo siempre digo... Encontrar personas que piensan como yo me da esperanza, tan imprescindible como el aire mismo.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
¡Estoy totalmente de acuerdo! Es lo que yo siempre digo... Encontrar personas que piensan como yo me da esperanza, tan imprescindible como el aire mismo.
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