viernes, 3 de septiembre de 2010

Tres registros del idioma en el cine y en el teatro.

Publicamos un fragmento de una bitácora de don Sergio Román:


Todo idioma tiene tres registros, y cada registro varias subdivisiones: el coloquial (llegué soplado), el universal (llegué rápidamente), el especializado (llegué es un pretérito del verbo llegar).


Todo idioma, en el teatro y en el cine, debe corresponder a la situación y al carácter. Pero, si un estudiante sólo conoce de "pichazos, maes y tuanis", es imposible que pueda crear o representar a un personaje que demande otro grado de complejidad. ¿Por qué? Porque sólo conoce el registro coloquial e ignora las opciones de los otros dos registros.(Pero, asimismo, el registro coloquial es útil y genera verosimilitud si corresponde a la situación dramática y al carácter de los personajes. Por ejemplo, cito el largometraje ficción de un joven cineasta costarricense de apellido Gómez: "Cielo Rojo". O "Agárrense de las manos", el unipersonal entre festivo y doliente del actor, también costarricense, Arnoldo Ramos). Ambos trabajos merecen mi aplauso.

En resumen, los tres registros no son, ni buenos ni malos en sí: Puedo decir: Llegué rápidamente (registro universal). Puedo decir: Llegué soplado (registro coloquial). Y puedo decir: Llegué es un pretérito del verbo llegar (registro especializado). En teatro y en cine valoramos el uso de cada registro en cuanto corresponda o deje de corresponder a la situación y al carácter, pues entonces, se genera la presencia (o la ausencia) de la verosimilitud, sustancia fundamental para apreciar, o no, un trabajo en la pantalla o en el escenario.

A los personajes de "Cielo rojo" no les voy a pedir que hablen como señoritos. Ni al personaje de "Agárrense de las manos" le voy a pedir que deje de hablar como pachuco.(Tal petición sería un crimen contra la verosimilitud). Ellos hablan de acuerdo con su carácter y de acuerdo con la situación que atraviesan. Por eso los aplaudo.


Con estos antecedentes debo subrayar que no rechazo el lenguaje coloquial que le presta sal y pimienta a la vida, pero si la gente de teatro no conoce los otros dos registros, ella misma se autolimitará en su expresión artística.


Artículo completo en : http://www.sergioroman.com/bitacoras_detail.php?Bit_id=156

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